Albert Anker Die Dorfschule von 1848
En el cuadro «La escuela del pueblo de 1848» se muestra una típica escena del salón de clases que poco a cambiado hasta la fecha. En su análisis podemos identificar la tendencia a la monopolización del habla de parte del docente, quién con un estricto sentido de autoridad maneja al grupo con su vara. La solemnidad que impera en el aula es apropiada por los alumnos más cercanos al profesor y desvanece en las filas posteriores. Es la atmósfera figurada en la escuela del pueblo, la escolarización tradicional, la que ha prevalecido en muchas ocasiones trascendiendo el contexto rural y el devenir del tiempo.
Pero ¿qué posibilidad de análisis tiene el maestro sobre su actuar, si su pedagogía fue labrada por los mismos medios como una cadena histórica inquebrantablemente dogmática? Desde el surgimiento del movimiento de la nueva escuela a finales del siglo XIX, la intención educativa ha sido privilegiar las voces de los estudiantes, sus intereses, su creatividad, su diversidad, su interactuar con los maestros y el sentido educativo de su instrucción. Por consiguiente, en el siglo XX, surgieron posturas en torno al hecho educativo que profundizaban en las características propias de esta nueva pedagogía. Vygotsky propuso la construcción social del conocimiento como base para el análisis de los elementos culturales diseñados históricamente para la construcción del conocimiento, entre ellos el lenguaje. Partiendo de ello, el lenguaje es la herramienta que construyó pero que también rompe las cadenas dogmáticas de la escolarización tradicional al poner en tela de juicio ¿cómo utiliza el lenguaje el docente en clase?
El dialogismo es una postura filosófica sobre el uso del lenguaje, en su aplicación a lo educativo ha llamado la atención como actividad de expresión de las voces opuesta a la actividad monológica plasmada en la pintura inicial de Anker. Desde el pensamiento de Mijaíl Bajtín, Fernández-Cárdenas, J. M. (2014) en El dialogismo: Secuencialidad, posicionamiento, pluralidad e historicidad en el análisis de la práctica educativa, describe los cuatro grandes aspectos de la teoría.
Para el dialogismo, la actividad comunicativa del lenguaje ocurre en la relación participativa y dinámica del discurso entre interlocutores, creando relaciones posturales intersubjetivas con rupturas y reparaciones conversacionales (secuencialidad); el intercambio de ideas entre hablantes genera reflexiones formadas por el uso de los discursos culturales (posicionamiento); el supuesto de que la actividad lingüística es gracias y por medio de la convivencia de distintas voces, su distribución en turnos y su control, permite mecanismos para crear diversas condiciones de participación, i.e. el humor, la sátira, la carnavalización de la interacción o en términos mexicanos «el relajo», tales generan rupturas en los diálogos solemnes o autoritarios, racionalistas, monistas y dogmáticos que generalmente se usan para el control (pluralidad). Por último, el dialogismo supone que toda habla se inscribe en un discurso históricamente conformado, por lo que se reconoce la existencia de géneros discursivos formados histórico-socio-culturalmente en paradigmas (historicidad).
Volvamos al cuadro de Anker y observemos rasgos del lenguaje. El uso de la vara como herramienta con significado cultural referida por el lenguaje como símbolo de autoridad, control, siendo los alumnos más alejados al control los que tienen mayor oportunidad de dialogar entre ellos. Para Batjtín, de acuerdo con Fernández-Cárdenaz en la educación dialógica “lo bueno es polifónico y bello a la par; lo malo es querer reducir al otro a una sola voz, a la vez que es algo feo”. ¿Qué se esconde entonces debajo del gorro del maestro del pueblo, qué paradigmas o historial del uso de su lenguaje influyen en su actuar comunicativo? Como lo estudiado por Ching Chiang, L.-W. C., & Fernández-Cárdenas, J. M. (2020), la formación paradigmática del docente y la autopercepción del sentido de su función dan forma al diálogo que use. El dialogismo abre la puerta a la auto reflexión del uso del lenguaje en el aula, generando procesos dinámicos, participativos, interactivos y estéticos que propicien una mejor generación de conocimiento y aprendizaje.
Referencias:
- Fernández-Cárdenas, J. M. (2014). El dialogismo: Secuencialidad, posicionamiento, pluralidad e historicidad en el análisis de la práctica educativa. Sinéctica, 43, 183–203.
- Ching Chiang, L.-W. C., & Fernández-Cárdenas, J. M. (2020). Analysing dialogue in STEM classrooms in Ecuador: A dual Socioeconomic context in a high school. Journal of New Approaches in Educational Research, 9(2), 194–215.